Crear solo y puertas adentro, factor decisivo para la pérdida de competitividad

Siendo consciente de la complejidad de los mercados actuales, y las limitaciones asociadas al tamaño de empresa, una de las claves competitivas más relevantes es la colaboración. Suele ser habitual entender la colaboración como cualquier acción emprendida con otro agente, pero la mayoría de estos casos no son más que simples relaciones contractuales que no permiten una verdadera combinación de los recursos y capacidades de los agentes para obtener resultados más significativos. 
El hermetismo de muchas empresas en su proceso de identificación y generación de oportunidades de negocio suele ser una causa que explica el fracaso de sus iniciativas emprendedoras, o el escaso valor que generan y captan del mercado, a pesar de los grandes esfuerzos e inversiones realizadas.
Las prácticas avanzadas en gestión en torno a la generación y desarrollo de oportunidades de negocio, y el verdadero éxito de las empresas que trabajan en este sentido, descansan en la combinación equilibrada de factores que inciden en la generación de negocios de alto valor añadido: la habilidad para diseñar propuestas de valor complejas que den respuesta a las necesidades específicas de los CLIENTES/USUARIOS, la capacidad para disponer de una estructura flexible que pueda conectarse con las capacidades de otras empresas, y complementar así sus recursos y capacidades (INTERCOOPERACIÓN), y la vocación de apertura de los procesos de identificación y desarrollo de nuevas oportunidades de negocio para reforzar la creación de valor (ECOSISTEMA EMPRENDEDOR).
Éste constituye un reto más para las empresas, puesto que la colaboración de alto impacto (o la constitución de alianzas inteligentes, como solemos llamarle) exige el desarrollo de competencias estratégicas para la gestión de procesos muy complejos, donde la finalidad excede los objetivos específicos de la colaboración, y trasciende a planos más abstractos en los que los participantes, incluso con un resultado poco satisfactorio desde el punto de vista de proyecto, aprovechan esta oportunidad para adquirir competencias de otro orden, como serían: la capacidad de negociación, de trabajar en equipos, aprender a aprender, es decir competencias trasversales, las cuales son trasladables a las formas de hacer en otros ámbitos.

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